Se han encontrado bolas de piedra que datan de muchos milenios antes de Jesucristo, pero no se sabe muy bien si tiraban pacíficamente a se los pies de un adversario o belicosamente a la cabeza de un enemigo.
Los historiadores atribuyen 26 siglos de historia al deporte de las bolas. No está nada mal. Encontramos, en efecto, en el siglo VI antes de Cristo, griegos que juegan con cantos, que después cambian por piedras de río planas y que no tardaron en reemplazar por piedras redondeadas, más adaptadas al juego. Parece ser que fueron los primeros, con estas piedras redondas que llamaban 'esferísticas', que codificaron el deporte de tirar las bolas. Un gran médico de la época, Galeno, incluso ha celebrado sus méritos para la salud. Mientras que los griegos alababan la fuerza, con bolas de tamaño diferente que se enviaban lo más lejos posible, los romanos han privilegiado la habilidad, con la idea de un objetivo al que había que aproximarse. Se les atribuía la invención del boliche. Los marinos lo exportaron a la Galia y lo desarrollaron en todo el valle del Ródano. Era costumbre, en la época, reproducir escenas de la vida de un difunto sobre su sepultura. Así, un sarcófago de la colección Campana, en Florencia, en una de sus caras, tiene esculpidos adolescentes jugando a las bolas. El parecido con las actitudes modernas es sorprendente. Incluso hay representado un jugador, rodilla en tierra midiendo un punto. Las bolas de piedra, poco a poco, han sido reemplazadas por bolas de madera, que se han claveteado durante mucho tiempo para hacerlas más pesadas, antes de llegar a las bolas modernas de bronce o de acero. Un autor inglés, D. Bryant, señala que la pasión penetra en Alemania, donde incluso por un momento toma una significación religiosa, e Inglaterra, donde Enrique III se ve obligado a prohibir la práctica apasionaba a sus arqueros. En el siglo XIV, los reyes Carlos IV y Carlos V prohiben el juego por ordenanza y decreto, y se tendrá que esperar al siglo XVII y a Enrique de Turenne para que estas prohibiciones, no siempre respetadas, se levanten definitivamente.
Los historiadores atribuyen 26 siglos de historia al deporte de las bolas. No está nada mal. Encontramos, en efecto, en el siglo VI antes de Cristo, griegos que juegan con cantos, que después cambian por piedras de río planas y que no tardaron en reemplazar por piedras redondeadas, más adaptadas al juego. Parece ser que fueron los primeros, con estas piedras redondas que llamaban 'esferísticas', que codificaron el deporte de tirar las bolas. Un gran médico de la época, Galeno, incluso ha celebrado sus méritos para la salud. Mientras que los griegos alababan la fuerza, con bolas de tamaño diferente que se enviaban lo más lejos posible, los romanos han privilegiado la habilidad, con la idea de un objetivo al que había que aproximarse. Se les atribuía la invención del boliche. Los marinos lo exportaron a la Galia y lo desarrollaron en todo el valle del Ródano. Era costumbre, en la época, reproducir escenas de la vida de un difunto sobre su sepultura. Así, un sarcófago de la colección Campana, en Florencia, en una de sus caras, tiene esculpidos adolescentes jugando a las bolas. El parecido con las actitudes modernas es sorprendente. Incluso hay representado un jugador, rodilla en tierra midiendo un punto. Las bolas de piedra, poco a poco, han sido reemplazadas por bolas de madera, que se han claveteado durante mucho tiempo para hacerlas más pesadas, antes de llegar a las bolas modernas de bronce o de acero. Un autor inglés, D. Bryant, señala que la pasión penetra en Alemania, donde incluso por un momento toma una significación religiosa, e Inglaterra, donde Enrique III se ve obligado a prohibir la práctica apasionaba a sus arqueros. En el siglo XIV, los reyes Carlos IV y Carlos V prohiben el juego por ordenanza y decreto, y se tendrá que esperar al siglo XVII y a Enrique de Turenne para que estas prohibiciones, no siempre respetadas, se levanten definitivamente.
Sea quien sea su inventor, lo importante es la idea. La fórmula ha tenido éxito. Se extiende rápidamente. En 1910 , Ernest Pitiot organizan en la Ciotat el primer concurso oficial. A partir de este día, la progresión no ha cesado. ¿En qué consiste, pues, esta petanca, que apasiona a pequeños y mayores que aparentemente es muy simple?
Al menos ya sé que cuando me jubile podré ir con mis amigas a tirar estas bolas tan chics LV lo más cerca posible de su objetivo.